martes, 23 de junio de 2015

LA "VISIÓN" DEL MAL DE VICENTE CARDUCHO

Animada por la visita a la Exposición Vicente Carducho: teoría y práctica del dibujo en el Siglo de Oro de la BNE, y la curiosidad y el interés despertado por las magníficas Jornadas sobre Dibujo Madrileño  en el siglo XVII, organizadas por la FUE y la BNE en fechas recientes, he ido a visitar en la Cartuja del Paular, la exposición Carducho ca 1576 - 1638 - El Regreso, visita pospuesta desde hace tiempo pero imprescindible para quienes seguimos los avatares de las obras del Prado Disperso, ya que la reconstitución de las pinturas originales del claustro, durante tantos años repartidas por la geografía española, constituye una de las mejores actuaciones -si no la mejor- del Museo del Prado respecto al tratamiento de sus obras externas.

Cartel Exposición BNE

A pesar de que la pintura religiosa de martirios y suplicios no despierta en mi un gran interés, he de reconocer que el espectáculo de las obras colgadas en el claustro de la cartuja produce una gran admiración, en el sentido teatral del término, en el que el interés de la escenografía supera al de la propia historia.
Cartel Exposición Paular

La coincidencia en el tiempo de los eventos citados me ha permitido explorar un aspecto al que hasta ahora no había prestado especial atención, pero que las obras expuestas me han permitido observar y analizar, me refiero a las formas de representación de "el mal" en la obra religiosa de Vicente Carducho, una de cuyas muestras ha sido utilizada como emblema de la Exposición de la BNE, y que intentaré reflejar en esta entrada.

Unos datos biográficos
Autorretrato de Vicente Carducho, copia expuesta en la BNE

Aunque nacido en Florencia toda la carrera de Vicente Carducho (ca.1578-1638) se desarrolla en España a donde llega muy joven, en 1585, de la mano de su hermano Bartolomé quien había sido contratado por Felipe II para trabajar junto a Federico Zuccaro, como pintor de frescos y retablos en El Escorial a las órdenes de Francisco de Mora. 
Discípulo y ayudante de su hermano, tras la muerte de éste en 1609, Vicente hereda su puesto de pintor de cámara, ya con el rey Felipe III, encargándose de la decoración de una galería en el Palacio de El Pardo, con cuadros referentes a la hazañas de Aquiles. Realiza el retablo mayor del Real Monasterio de la Encarnación en Madrid y colabora en el altar mayor del Monasterio de Guadalupe (1618), además de otros trabajos en la corte de Valladolid.
Hasta la llegada de Velázquez, fue la personalidad más influyente de la escuela madrileña de pintura, a la que también hizo su aportación como tratadista con sus Diálogos de la pintura, (1633) donde muestra su cultura y refleja su consideración de que el artista debía tener una formación filosófica y humanista, frente a la concepción de la época en la que se tenía al pintor como un trabajador manual. Fue amigo de Lope de Vega y Luis de Góngora y protegido del Duque de Lerma. Su posición como pintor de corte se mantuvo también con Felipe IV y su valido el Conde-Duque de Olivares, quien le contrata para la decoración del Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro.
Además de sus trabajos para la realeza, trabajó la pintura religiosa para parroquias y conventos, entre las que destacan sus obras para el Monasterio del Paular (1626-1632).

El miedo como instrumento de represión y control social

No descubrimos nada nuevo al afirmar que el miedo es un potente factor de represión que ha sido utilizado por el poder en todas las sociedades y en todos los tiempos para controlar el pensamiento y el comportamiento social y personal de los ciudadanos. Su implementación se produce fundamentalmente a través de dos vías, la represora y la ejemplificadora. La necesidad de controlar las ideas religiosas en la sociedad medieval, lleva a diseñar instrumentos de control en los que el miedo tiene un papel decisivo. El tribunal de la Inquisición constituye el paradigma de estos mecanismos represores que tanta utilidad van a tener para la Corona y la Iglesia. La Inquisición, que no es un fenómeno exclusivamente español aunque pueda dar esa imagen por su amplio desarrollo y su extensión ultramarina, tiene un origen pontificio medieval y perdurará hasta  el siglo XIX. Su final definitivo en España no llegará hasta 1834 con la promulgación del Decreto de abolición en tiempos de la regencia de María Cristina. (En 1808 había sido abolida por Napoleón, pero fue restaurada por Fernando VII en 1814).

El Índice de libros prohibidos, publicado en España desde 1551 es la manifestación más clara de hasta donde llegaba la intolerancia en materia religiosa ya que en él se incluirán no solo pensadores como Erasmo o Fray Luis de León, sino obras como el El Lazarillo de Tormes y autores que hoy nos sorprenden como Quevedo,  Ignacio de Loyola, Lope de Vega, Cervantes o Góngora. Y aunque no hubiera un "índice" para otras artes, los artistas plásticos no se libraron de la investigación y la condena como es el caso de los escultores Torrigiano y posteriormente Pompeo Leoni, por no hablar de la práctica ausencia de desnudos -con alguna notable excepción- dentro de nuestra pintura propiciada por las normas inquisitoriales.

Pero además de la vía represora, hay que hablar de una vía ejemplificadora o adoctrinadora y aquí las artes tienen un papel fundamental a la hora de mostrar al pueblo las eventuales consecuencias de su comportamiento así como las amenazas y peligros que "el mal" siempre acechante y siempre presente puede producir a quienes se desvíen del recto camino. A esta tarea ilustradora ha contribuido de modo especial el arte religioso cuya presencia, total en ciertos periodos como el románico o el gótico, tiene gran importancia en épocas posteriores y especialmente en el Barroco. No se entendería una Historia del Arte desligada de su componente religioso ni la historia del pensamiento social separada del influjo religioso y de los efectos de éste sobre aquél. El temor de Dios, o más bien del demonio, se convertirá en elemento determinante de la doctrina de la iglesia para controlar las conductas de las personas.

La visión del mal en las obras de Vicente Carducho

La observación de las obras de Carducho en el Paular me ha permitido reconocer y comparar algunas de sus imágenes pintadas con otras dibujadas en las que aparecen representaciones de "el mal", entendiendo por tal además de las figuras que tratan d representar al propio diablo, las de animales fieros y fantásticos, seres abyectos de las profundidades, que se reflejan tanto en sus obras pictóricas como en bocetos y dibujos preparatorios (modelli?, ricordi?). 

Las imágenes alegóricas del mal se circunscriben básicamente a tres de las obras que componen el conjunto dedicado a la historia de la orden cartujana: La Aparición de la Virgen a un hermano cartujoEsteban de Châtillon obispo de Die, predicando al pueblo y Aparición de Basilio de Borgoña a su discípulo Hugo de Lincoln; de todas ellas existen dibujos preparatorios o recordatorios, ya que podían cumplir ambas funciones,  cuyos detalles veremos a continuación.

La Aparición de la Virgen a un hermano cartujo

En esta obra se representa una escena de la vida de la orden cartujana, en la que la Virgen se aparece a un devoto cartujo que se encuentra en su lecho en actitud de oración y el solo efecto de su presencia provoca la huida de los terribles demonios que le están acechando en torno a su lecho simbolizando las tentaciones del maligno frente a la soledad del personaje.
V. Carducho, Detalle de Aparición de la Virgen a un hermano cartujo (Dibujo de la BNE - Pintura El Paular - MNP)

V. Carducho, Modelo de diablo comparado con la Imagen del diablo en la Aparición de la Virgen a un hermano cartujo (Dibujo de la BNE - Pintura, El Paular-MNP)

V. Carducho, Dibujo preparatorio  de la Aparición de la Virgen a un hermano cartujo (BNE)

V. Carducho,  Aparición de la Virgen a un hermano cartujo [P05577] El Paular - MNP

Esteban de Châtillon obispo de Die, predicando al pueblo
Esta escena muestra una predicación de San Esteban, hijo de los nobles señores de Chatillon, en el antiguo condado de Brescia, realizando uno de los prodigios que de él se cuentan entre los que se hablaba incluso de resurrecciones; en esta ocasión el santo muestra desde el púlpito la falta de fe del pueblo al que predica representando la amenaza del mal a través de animales fantásticos que aterrorizan a los fieles presentes. 

V. Carducho,  Esteban de Châtillon obispo de Die, predicando al pueblo, Detalle. [P05242] El Paular - MNP

V. Carducho,  Esteban de Châtillon obispo de Die, predicando al pueblo, Varios detalles MNP P05242 El Paular

V. Carducho,  Esteban de Châtillon obispo de Die, predicando al pueblo, [P05242] El Paular - MNP

Aparición de Basilio de Borgoña a su discípulo Hugo de Lincoln

En esta ocasión se nos muestra la escena de la aparición de Basilio de Borgoña a su discípulo San Hugo obispo de Lincoln para librarle de una tentación representada por un demonio que sale huyendo de la escena cubriéndose el rostro.
 
Dibujo de V. Carducho. Demonio MNP [D03808] y Detalle de La aparición de Basilio de Borgoña a su discípulo Hugo de Lincoln [P02501] El Paular MNP

V. Carducho,  La aparición de Basilio de Borgoña a su discípulo Hugo de Lincoln, [P02501] El Paular - MNP

La literatura religiosa de la época contribuye a esta visión terrorífica del maligno, exaltando el miedo y describiendo imágenes que se incorporan al imaginario pictórico. Ejemplo de este tratamiento son los escritos de la mística Teresa de Jesús (1515-1582) en los que describe tentaciones de demonios de diversa índole con aspecto de anfibios o de reptiles, visiones terroríficas que culminan en su visión del Infierno, como podemos ver en el Libro de la Vida:
"...llegando una vez a comulgar vi dos demonios con los ojos del alma, de muy abominable figura, sus cuernos rodeaban la garganta del pobre sacerdote... entendí estar aquél alma en pecado mortal". "Vimos venir hacia nosotros -y otras personas también lo vieron-, una cosa, a manera de un sapo grande, con mucha más ligereza que ellos suelen andar."
"...me parecía estar metida en el infierno....El suelo me parecía de una agua como lodo muy sucio y de pestilencial olor, y muchas sabandijas malas en él" 

Teresa de Jesús por A.A.Palomino

La gran cantidad de dibujos de Vicente Carducho que se conservan, a decir de Ángel Rodriguez Rebollo (FUE) nos hablan de la importancia de su taller (obrador) que posiblemente fuera el más importante y activo del Madrid del siglo XVII. Sus dibujos, incluyendo los heredados de su hermano, según Ceán, andaban de mano en mano entre los pintores y retablistas en una época en la que había que tener buen cuidado de no apartarse de los modelos. 

Para terminar comentar que en el refectorio del Paular, en el lugar para el que fue realizada, se encuentra en la actualidad una notable Última Cena de Eugenio Orozco, inspirada en el lienzo de Tiziano de El Escorial, en calidad de depósito temporal del Museo Cerralbo que como sabemos es hoy un Museo de titularidad pública. La obra, desamortizada junto al resto de obras de la Cartuja incluyendo las de la serie de Carducho debería haber terminado en el Museo de la Trinidad, pero misteriosamente salió al mercado y fue adquirida por el marqués de Cerralbo. Una se pregunta cuántas otras obras se perderían de la misma  forma en el río revuelto de las desamortizaciones.

Eugenio Orozco. Última cena, 1634, detalle

miércoles, 10 de junio de 2015

EL MUSEO DEL PRADO Y PATRIMONIO NACIONAL "A CADA UNO LO SUYO"

Desde hace tiempo se vienen oyendo los ecos de una discusión entre el Museo del Prado y Patrimonio Nacional en torno a ciertas obras de arte. El enfrentamiento parte de la reclamación realizada en 2014 por el presidente de Patrimonio Nacional, José Rodríguez-Spiteri Palazuelo, para que se proceda a la devolución de cuatro obras maestras depositadas en el museo desde 1936. La apertura del nuevo Museo de las Colecciones Reales el próximo año -con la presencia de estas obras de primera línea- garantizaría el efecto llamada necesario para justificar una nueva dotación museística de Patrimonio Nacional, que se viene a añadir a las diversas instituciones de las que dispone (Palacio Real, Conventos, Reales Sitios, etc.).   


Como es sabido el Museo del Prado depende del Ministerio de Educación y Cultura y Patrimonio Nacional de la Presidencia del Gobierno, lo que supone que cualquier controversia debería ser resuelta por el órgano superior (Presidencia), que fiel a sus principios ha dejado pasar el tiempo a ver si el problema se resolvía solo. Pero ciertas declaraciones recientes por parte del presidente de Patrimonio parecen haber puesto de nuevo el tema en la agenda y si hacemos caso de lo que afirman "altos cargos" del entorno del Presidente del Gobierno, parece que la balanza se va a inclinar del lado del Museo del Prado en lugar de buscar una solución de consenso que beneficie a ambas partes.


Las obras maestras en discusión son El jardín de las delicias y La mesa de los pecados capitales, de Hierónimus Bosch "El Bosco"El descendimiento de Rogier Van der Weyden y El Lavatorio de Jacopo Robusti "Tintoretto". Las cuatro se encuentran en el Museo del Prado desde 1936, año en que la Junta de Incautación, Protección y Conservación del Tesoro Artístico del Gobierno de la República ordenó que fueran trasladadas a la pinacoteca madrileña para su protección durante la Guerra Civil.

En 1943 un decreto estableció la figura del depósito temporal por la que se amplió la permanencia de las obras en el Museo, depósito que fue de nuevo revisado en 1998 a través de un Acta de regularización de Depósitos en la que se citan las cuatro obras mencionadas y se establece la obligación de renovarlo cada dos años. En contrapartida del Museo del Prado mantiene un depósito de veinticuatro obras para su exposición en los Reales Sitios, dependientes de Patrimonio 


La controversia ha pasado por diferentes fases. Un momento de crisis se produjo por la negativa de Patrimonio a colaborar con algunas obras que le fueron solicitadas por el Prado para la Exposición sobre Bernini (noviembre 2014), en la que se alegaron causas técnicas como excusa. En la actualidad las aguas parecían calmadas ya que otra obra de Patrimonio, El Calvario de Roger van der Weyden se muestra en la Exposición que el Prado está dedicando al maestro flamenco, si bien es cierto que la circunstancia de que el Prado haya efectuado su restauración en base a un acuerdo realizado hace cuatro años (costeado por la Fundación Iberdrola), resta voluntariedad a dicha presencia. Sobra decir que la obra estrella de esta Exposición es El Descendimiento, una de las obras de la polémica.

Obras depositadas por Patrimonio Nacional en el Museo del Prado

El selecto conjunto depositado por Patrimonio está formado por las cuatro obras maestras de la pintura mundial mencionadas:

P02823 El Jardín de las Delicias de El Bosco [1500 - 1505] Óleo sobre tabla y Grisalla.

El tríptico presenta tres escenas: en la tabla izquierda el Paraíso, en la derecha el Infierno y en la central un jardín de las delicias que da nombre al conjunto. En la parte exterior se representa el tercer día de la creación del Mundo, realizado en grisalla.

P02822 Mesa de los Pecados Capitales de El Bosco. Óleo sobre tabla 120 x150 cm.

La mesa se compone de cinco círculos, uno mayor en el centro y cuatro menores, situados uno en cada ángulo de la mesa. El círculo central se asemeja a un ojo, en cuya pupila podemos ver la figura de Cristo Varón de Dolores. Los cuatro pequeños muestran escenas del final de la vida: Muerte, Infierno, Juicio y Gloria. 

Estas dos obras del flamenco Hieronymus Bosch fueron adquiridas por Felipe II quien tenía gran afición por este pintor, y se encuentran expuestas habitualmente en la Sala 56a. Son seguramente dos de las piezas más originales del Museo del Prado.

P02825 Rogier van der Weyden, Descendimiento
204,5 cm x 261,5 cm. Antes de 1443 

Procedente de la Capilla de Nuestra Señora Extramuros de Lovaina (Bélgica), El Descendimiento fue adquirido por María de Hungría (hermana de Carlos V) para la capilla del Palacio de Binche, y enviado posteriormente a España para instalarse primero en la capilla de El Pardo, y finalmente en el Monasterio de El Escorial, donde permanece desde 1574 hasta 1936, momento en que se traslada al Museo del Prado, donde actualmente se expone, en la Sala C. Se da la circunstancia de que el Prado tiene dos magníficas copias de esta obra, una realizada por el Flamenco Michel Coxcie que curiosamente se encuentra depositada en el Monasterio de El Escorial (Patrimonio Nacional) y otra de autor anónimo.

P01893 Michiel Coxcie, Descendimiento (Copia de Rogier van der Weyden) Procedente de la Colección Real, Museo del Prado, depositado en El Escorial.

P01894 Anónimo Descendimiento
Se trata de una copia procedente del Convento Real de Santa María de los Ángeles, de franciscanas clarisas (donación de Leonor de Mascarenhas) y posteriormente del Museo de la Trinidad.

P02824  El lavatorio de Jacopo Robusti Tintoretto, 1548-1549

La obra El Lavatorio, que se expone en la Sala 25, perteneció a Carlos I de Inglaterra. Fue comprada a su muerte por don Luis de Haro, quien la regaló a Felipe IV que la destinó en 1656 a la Sacristía de El Escorial, donde permaneció hasta su traslado al Museo del Prado en 1936.

Obras depositadas por el Museo del Prado en instituciones de Patrimonio Nacional 

Además del Descendimiento de Michiel Coxcie, que hemos mencionado anteriormente, hay una serie de obras, algunas de ellas de gran importancia, depositadas por el Museo del Prado en diversas instituciones dependientes de Patrimonio Nacional y en especial en el Monasterio de El Escorial.

OBRAS DEPOSITADAS EN EL ESCORIAL

La Creación de Hieronymus van Aeken Bosch, El Bosco [P2053]  

El cambista y su mujer de Marinus Reymerswaele [P2102] (El Prado dispone de otra versión prácticamente igual del mismo autor)

 Retratos de las hijas de Felipe II, Isabel Clara Eugenia mostrando un medallón con la efigie de su padre [P0717]  y Catalina Micaela [P1040] siguiendo el modelo de Sofonisba Anguissola del Museo del Prado [P1139], ambas de Pantoja de la Cruz

Retrato de D.Juan de Austria con león.[P01148] Pantoja de la Cruz (atrib.)

Tiziano (taller) Descanso en la huida a Egipto [P0435]

Benito M. Agüero, Monasterio del Escorial [P0891] 

Benito M. Agüero, El Campillo, casa de los monjes de El Escorial [P0892]

OBRAS DEPOSITADAS EN OTROS SITIOS REALES

F. Snyders, Caza de ciervos [P1769] En el Palacio de Riofrío

L.M.Van Loo Felipe V e Isabel de Farnesio [P06148] en La Granja de San Ildefonso

A.R.MengsCarlos IV como Príncipe de Asturias [P2206A], copia del P02188 y M. Luisa de Parma [P2206B],copia del P02189, ambos en el Palacio de Aranjuez 

Además de las trece obras mostradas, si nos atenemos a la información del "Prado Disperso", Cuadros depositados en Madrid IV, publicado en el Boletín del Museo del Prado (1981), el Museo tiene depositadas otras siete obras (cinco retratos de distintos personajes en el Palacio Real (P6143 a P6147) y dos escenas religiosas de V. Borrás y Marceliano Sta.María, P6149 y P6150 respectivamente, en el Palacio de Riofrío), resultando un total de veinte obras, a pesar de que los documentos hablan de veinticuatro. En el mismo Boletín mencionado se informa del traslado de una obra de Luca Giordano, el Martirio de San Lorenzo, desde el Escorial al Palacio de Pedralbes en Barcelona; es posible que haya podido haber otros cambios desde la fecha de la publicación de estos datos que no hayan sido actualizados.

Pese a que se trata de un número de obras importante, lo cierto es que no bastan para equilibrar la carencia de las las cuatro obras maestras que Patrimonio Nacional, con justo título, quiere recuperar como emblemas de su nuevo Museo.

La resolución del conflicto

En todo caso sería importante que se tratara de encontrar el equilibrio y la posible satisfacción de ambas partes y que no se produjera una resolución salomónica. Creo que hay propuestas sobre la mesa por parte de Patrimonio que, ante la evidencia de la negativa a su devolución, buscan fórmulas para  compartir "los tesoros", mientras que por parte del Prado, según los medios, se rechaza cualquier posibilidad de entendimiento, ¡ellos que hace poco pretendieron recuperar el Guernica! 

Es curioso que las opiniones publicadas de distintas figuras relacionadas con el mundo del arte sean absolutamente variadas, desde el apoyo incondicional a Patrimonio (Antonio López), pasando por posiciones intermedias (Rafael Canogar) hasta el total rechazo de la idea negando toda pretensión de Patrimonio (Fernando de Terán). Hay, finalmente, quien eleva el tiro llevando la cuestión a la discusión sobre la necesidad de un nuevo museo (Félix de Azúa), ¡demasiado tarde para plantearlo! 

Lo cierto es que muchos esperamos con interés la apertura de un Museo de las Colecciones Reales  que suponemos nos permitirá admirar obras de arte que en la actualidad se encuentran dispersas en palacios y conventos, cuando no almacenadas y fuera del alcance de estudiosos y aficionados. Habrá que confiar en su director José Luis Díez García y en su experiencia como subdirector del Museo del Prado no solo para garantizar la idoneidad y el interés del proyecto expositivo, sino para que se facilite una información accesible de las obras, algo a lo que Patrimonio no nos tiene acostumbrados. 

Las obras mencionadas en los comentarios

PRESENTE en la EXPOSICIÓN
Retrato de  Isabel de Portugal, duquesa de Borgoña; Taller de Rogier van der Weyden
[Los Ángeles, The J. Paul Getty Museum] 

AUSENTE de la EXPOSICIÓN
Retrato de Felipe el Bueno, duque de Borgoña; Taller de Rogier van der Weyden
[Patrimonio Nacional]

16 de diciembre de 2015.- 
El Museo del Prado y Patrimonio Nacional han firmado un acuerdo que pone punto final al litigio por los cuadros propiedad de Patrimonio depositados en el Museo del Prado. El acuerdo regula el régimen de los depósitos recíprocos, manteniendo el Prado las cuatro obras que provenientes del Real Monasterio del Escorial se depositaron en dicho museo en 1936. En contrapartida (?) se mantienen en el Escorial las siete obras que fueron depositadas en compensación por el Prado.

Para poder llegar a este acuerdo ha sido necesario el cese del anterior presidente de Patrimonio Nacional, José Rodríguez-Spiteri Palazuelo, que ha sido sustituido por Alfredo Pérez de Armiñán quien ha firmado el "pacto" junto al Presidente del Real Patronato del Museo del Prado, José Pedro Pérez-Llorca.

“Las piezas son asuntos secundarios”. 
Alfredo Pérez de Armiñán a El Español (Entrevista de Peio S.Riaño - 3.11.2015)