jueves, 27 de junio de 2013

LA REINA CATALINA Y FAMILIA

La imagen que tenemos de la reina Catalina se la debemos al pintor flamenco Antonio Moro.


En 1550 Antonio Moro fue enviado a Portugal para hacer los retratos de la familia real portuguesa y en especial el de María de Portugal, la prometida frustrada de Felipe II. En la primavera de 1552 está documentada su presencia en Lisboa, donde permanece cerca de un año. Los retratos realizados en la corte lisboeta reflejan sus dotes de gran retratista: Catalina de Austria de 45 años, João III de 50 años, el hijo de ambos João Manoel de 16 años, y su reciente esposa la princesa Juana de 17. También retrata a otros miembros de la familia real como a María de Portugal, hija del Rey Manuel I y de Leonor (hermana mayor de Catalina) y a Isabel de Bragança, condesa de Gimarães, cuñada de Catalina, con 40 años.

Del grupo de retratos varios pueden ser identificados actualmente:
De izquierda a derecha y de arriba abajo: Catalina de Austria (MNP); Isabel de Braganza (MNP); João III (M. Lázaro Galdiano); Joao Manuel (Hampton Court) Juana  de Austria (MBA Bruselas); Maria de Portugal (D.Reales)                                   

Las imágenes de Catalina antes del retrato de Moro

Entre su nacimiento en 1507 y el retrato de Moro en 1552 no es fácil encontrar imágenes de Catalina. Las que conocemos, algunas de ellas anteriores a su matrimonio (1525), además de ser escasas tienen por fuerza que ser supuestas o idealizadas, pues sabemos que en su encierro en Tordesillas, junto a su madre, no goza de una vida de corte ni probablemente se le hiciera retrato alguno. La primera imagen que tenemos de ella seguramente sea la del díptico familiar en el que aparecen a un lado los hermanos, Carlos y Fernando, y al otro las hermanas, Leonor, Isabel, María, y la propia Catalina, la menor, de apenas un año de edad.
Anónimo flamenco Museo de Santa Cruz (Toledo)

Algo posterior en el tiempo es la imagen que encontramos en un tapiz en el que la vemos representada junto a sus hermanas y su tía Margarita, pero esa imagen tiene que ser forzosamente idealizada ya que Catalina nunca pudo ser retratada con sus hermanas criadas en Malinas, con las que no llegó a convivir.

Algunas imágenes que nos han llegado a través de grabados de la época muestran una fisonomía tan diversa que tampoco nos aportan una clara idea de esa hermosa imagen juvenil de la que hablan quienes la conocieron.
Catalina y sus hermanos en un grabado de Grabado de Jan van Nieulandt    

Tampoco encontramos auténticos retratos a partir de su matrimonio, lo que resulta más sorprendente en una corte rica en la que no faltaron pintores y retratistas de corte. Una imagen en la que nos cuesta reconocer a Catalina la tenemos en el retrato que junto al de su marido se encuentra en la obra Portraits au vray de tous les roys et reines de Portugal de Melchior Tavernier, a pesar de que, como se indica en el título, los retratos pudieran estar tomados del natural.

Joao y Catalina. Portraits au vray de tous les roys et reines de Portugal

Especialmente irreconocible, -aunque con la misma barbilla prominente de la imagen anterior- resulta la imagen que podemos ver en una medalla conmemorativa en la que aparece como reina de Portugal, de perfil, tocada con un curioso sombrero y llevando una capa sobre los hombros y empuñando un cetro. En el reverso de la medalla vemos un sol radiante con aspecto femenino por la disposición de las nubes, con el lema: "Purche mi adombre". 
Colleçao das Medalhas e condecoraçoes portuguezas M.B. Lopes Fernandes
 
La explicación de la falta de retratos antes de casarse por causa de su encierro parece plausible. Catalina creció junto a su madre en el palacio de Tordesillas, donde vivió una vida austera y alejada de la vida de corte que tuvieron sus hermanas, a alguna de las cuales ni siquiera llegó a conocer. Dicen que la pequeña infanta vestía como una campesina, y ni siquiera admitía que la peinaran si no era su nodriza, doña María de Ulloa, o su madre, que a pesar de su presunta enfermedad siempre fue dulce y cariñosa con ella.

En 1517 Carlos V y su hermana Leonor llegan a Tordesillas para conocer a su hermana Catalina. Como resultado de esa visita, que resultó accidentada incluyendo un frustrado intento de secuestro, las condiciones de vida de Catalina mejoraron pues el emperador exigió que se le diera el trato que le correspondía como infanta. 

El 2 de enero de 1525 Catalina sale de Tordesillas camino de su nuevo destino como esposa del rey João III de Portugal, pero nunca rompió su relación con la ciudad y sus conventos con quienes fue siempre  generosa y mantuvo continua correspondencia sobre asuntos de su madre. 

Su vivencia en Tordesillas ha sido magníficamente recreada por Francisco Pradilla y Ortiz en su precioso cuadro de la Reina Juana con su hija la infanta Catalina en Tordesillas, pintado en 1906, de visita obligada en la actual exposición "La belleza encerrada" del Museo del Prado*.



La imagen de Catalina a partir del retrato de Antonio Moro

En cuanto a las imágenes posteriores a 1552, prácticamente todas las que conocemos se basan en el retrato que de ella hizo Antonio Moro sin salirse ni un ápice del modelo establecido: misma apariencia, misma edad, mismo tocado y traje... incluso se reproducen fielmente los preciosos pendientes que luce con tres perlas colgantes.

En el Monasterio de las Descalzas Reales (Madrid) existe una copia del retrato de Moro realizada por Alonso Sánchez Coello hacia 1553.
Alonso Sanchez Coello h.1553

En los museos portugueses podemos encontrar retratos que siguen también el modelo del flamenco que tanta escuela dejó en las cortes portuguesa y española. A destacar entre ellos la pareja de  retratos de João y Catalina del Museo de San Roque cuya atribución recae en el pintor Cristovão Lopes, hijo del también pintor de corte Gregorio Lopes.

João y Catarina, según Moro, atribuidos a Cristovão Lopes Museo de San Roque. Lisboa

También en Portugal tenemos las dos parejas de grandes retratos de los reyes con sus santos patronos, Santa Catalina y San Juan Bautista, realizados por Lourenço Salzedo pintor de la Reina Catalina a partir de su viudez en 1564, por cuyo encargo realizó las pinturas del retablo mayor de Los Jerónimos. Esta atribución de Vitor Serrão al pintor de los Jerónimos rompe con la tradición que venía adjudicando estas obras a Cristovão Lopes. En la actualidad las dos parejas de retratos se encuentran en el Museo Nacional de Arte Antiga y en el Convento de la Madre de Deus de Lisboa, respectivamente.
Lourenço de Salzedo. 1564-1572 Retratos de João  y Catarina MNAA- Lisboa

Lourenço de Salzedo. Convento Madre de Deus. Lisboa

La imagen de la familia a través del pintor Francisco de Holanda

Un retrato casi de miniatura de la reina y su familia lo encontramos en la denominada Virgen de Belem, actualmente en el Museo de Arte Antiga, proveniente del Monasterio de los Jerónimos. Se trata de una tabla de pequeño tamaño (32cm x 45cm) pintada por ambas caras. En el anverso aparece el único retrato de grupo familiar pintado con minuciosidad por el celebre tratadista y miniaturista portugués. En el reverso se representa el Descenso de Cristo al limbo. La obra debió ser encargada por la reina a Francisco de Holanda una vez que volvió de Italia. 

El cuadro sigue el modelo traído de Italia por Francisco de Holanda de la Virgen de la Misericordia que protege bajo su manto a donantes o comitentes. Se trata de una antigua advocación de la virgen que llegará de nuevo a la península ibérica de la mano de pintores que se han formado en el país vecino o bajo la influencia de pintores italianos. (Ver por ejemplo la Virgen de la Caridad de El Greco en Illescas)

En el centro del cuadro se encuentra la Virgen con el niño flanqueada por San Agustín y San Jerónimo, con dos ángeles que le sujetan el manto azul como un cielo protector bajo el que se cobijan dos grupos: A la derecha, monjes jerónimos postrados en oración y a la izquierda la familia real portuguesa, junto al Papa Julio III.

El conjunto familiar 

El grupo familiar está compuesto por once personas, algunas identificadas por sus iniciales, se sitúa a la izquierda, detrás del Papa («Ivlius III») colocado en primer plano, prácticamente de espaldas al espectador. 

En el centro del grupo destaca la figura de la Reina Catalina (ChA-R) que mira en dirección contraria al resto pues se dirige hacia su marido, el rey, João III (I.R.III) quien sujeta por el hombro a su hijo mayor el príncipe João Manuel (IP). La imagen de Catalina se diferencia ligeramente del modelo del retrato de Moro por el vestido claro que luce, aunque coincide con él en su porte y su posición. 

Detrás de este primer grupo se encuentran los hermanos del rey, Maria,  Luis (I.LV), y el cardenal D. Henrique (ICHR). A la izquierda, junto al rey, su nuera Juana de Austria (IOANA.P). Al fondo, en último término la viuda del fallecido Infante Duarte, Isabel de Bragança (ISA) a quien distinguimos por la toca de monja y sus dos hijas, Maria (MA) y  Catherine (CH). 

El muchacho que se encuentra entre el Papa y el Cardenal D. Henrique podría ser Duarte, el hijo menor de Isabel de Bragança nacido poco después de la muerte de su padre o quizás el primer nieto de Catalina, el Príncipe Carlos, hijo de María Manuela y Felipe II. Este último personaje, al igual que Catalina, mira hacia el grupo en lugar de dirigir su mirada hacia la Virgen como hace el resto.

Existe una gran coincidencia en cuanto a la identidad de los personajes con la serie de miniaturas al óleo (16 x 13 cm) que realiza el mismo Francisco de Holanda y que se encuentran en la  Galleria Nazionale di Parma compuesta por veinticuatro retratos que representan a los miembros de la familia Farnesio (basados en retratos de Tiziano) y a los de la familia real portuguesa, que vemos a continuación, basados en buena parte en los que realizó Moro en 1552. 


De izquierda a derecha y de arriba abajo (Entre paréntesis relación con el rey João III):
1. Luis, Duque de Beja y prior de Crato (Hno.) 2. João III; 3. Fernando, Duque de Guarda (Hno.)
4. Príncipe João Manuel, (Hijo) 5. Duarte, Duque de Gimaraes (Hno.), 6. Catalina (esposa)
7. Isabel de Bragança (Cuñada); 8. María Manuela (hija); 9. Beatriz (Hna.)

10. La emperatriz Isabel (Hna.) 11. Juana de Austria (Nuera) 12. María de Portugal (Sobrina)

La colección de retratos en miniatura fue encargada en 1565 por la reina Catalina, ya viuda, como regalo de bodas para su sobrina, María de Portugal, (12) futura princesa de Parma por su matrimonio con Alejandro Farnesio, para que en Italia pudiera recordar a sus seres queridos.

Como vemos, no todas las identidades de la tabla de la Virgen de Belem coinciden con los mini-retratos de Parma aunque si lo hacen en buena parte. La principal diferencia estriba en que en las miniaturas de Parma aparecen familiares ya fallecidos: los hermanos del rey: Isabel, (9) Beatriz (10) Fernando (3) y Duarte (5) y su hija María Manuela (8) que no se encuentran en el grupo familiar.

Una mención especial al retrato de Isabel de Bragança, cuñada de Catalina, con hábito de monja en las dos imágenes de Francisco de Holanda, que probablemente vistiera como señal de luto por la muerte prematura de su esposo el Infante Duarte.

Annemarie Jordan ya la identificó con la Dama del Joyel de Antonio Moro que se encuentra en el Museo del Prado y sobre la que he realizado el siguiente foto-montaje para visualizar el parecido de las imágenes a pesar del tiempo transcurrido entre ambos retratos, el que viste hábito probablemente de fecha cercana a su viudez (1540), que pudiera ser un original del propio Francisco de Holanda, y  el de Moro de 1552.
         MNP                                                          Gª N. de Parma

La importancia que tiene la familia para Catalina de Austria se evidencia en todos sus actos, su preocupación por hacer felices a sus familiares cercanos y lejanos tal como vimos en  la entrada sobre los regalos de la Tía Catarina es una constante a lo largo de toda su vida.

Sin embargo no tuvo una gran suerte en su propia vida, ni como hija, ni como madre, ni aún como abuela. El encierro que vivió la primera parte de su vida junto a una madre inestable la separó del resto de su familia y de la vida que le hubiera correspondido como infanta de España. A partir de su matrimonio con el rey de Portugal fue un ejemplo de lo que se esperaba de las mujeres de la realeza en su tiempo: Tuvo nueve hijos de los que solo dos llegaron a adultos: João Manuel, que murió a los diecisiete años, y María Manuela, primera esposa de Felipe II que murió a los 18 a causa del parto del príncipe Carlos, nieto a quien Catalina también sobrevivió. En 1562, abandona la regencia de Portugal y renuncia a la tutela del heredero, su nieto Sebastián, al que verá partir desde su retiro a la guerra suicida de Alcazarquivir, aunque por pocos meses no llegará a conocer su desaparición en tierras africanas.

A pesar de los avances en la investigación de la figura de la reina Catalina realizados durante años por la historiadora Annemarie Jordan, ella sigue reivindicando la "restauración" de su imagen y su papel en la historia. Me uno a esa reivindicación y desde aquí hago mi pequeña aportación al conocimiento de su imagen.